Acortando la brecha

Acortando la brecha entre la equitación clásica y la equitación campera

Gratamente sorprendido, quiero contarles mi experiencia. Una experiencia compartida con Jorge Rossi y Mariana Pacheco, instructures de la escuela de jinetes del Carrasco Polo Club (CPC).

Como siempre, motivado por mi curiosidad, sentí la necesidad de asistir a una charla que impartirían estos 2 jinetes de equitación clásica, adiestramiento y salto, que albergan muchos trefeos, nacionales e internacionales, reconocidos mundialmente.

Ellos hablarías de Frenos y embocaduras, obviamente sesgado a la equitación clásica. Me motivaba conocer si sería tan grande la brecha entre la equitación campera, la que me gusta y la que más conozco, y esta otra. Quería conocer de primera mano si era tan diferente una cosa de la otra.

Fuí días antes al CPC, me presenté ante estas 2 personas, que se abrieron de forma notable, brindándome un espacio para la charla que darían, sin imponerme tema a abordar ni acotarme en el tiempo. Luego pese a varios imponderables que nos sucedieron dimos la charla conjunta, quedándonos todos sorprendidos por la enorme cantitdad de similitudes, sin dudas que el funcionamiento, la biomecánica es la misma, los caballos siguen siendo caballos y los freno frenos.

Nos empezamos a mirar con Jorge Rossi y nos reíamos. "Pensar que siempre me pregunté para qué le ponían tanta pata a sus frenos" me dijo Jorge. Le respondí "y pensar que yo estaba convencido que un caballo de salto jamás podría hacerse campero o viceversa". Fue un gran y muy grato descubrimiento para mí. Tal vez, algunos ahora se estén riendo, y vale. Pero creo que para mucho otros, es una novedad.

Nos propusimos hacer una prueba, entre nosotros, en el anonimato total, de probar caballos de salto con algunos ejercicios típicos de prueba de rienda campera, con montura y frenos camperos.

Allá me fuí un jueves de tarde, con mi montura freno de oro completa, mi bolso lleno de frenos y las ganas de seguir derribando muros de ignorancia.

Jorge y MAriana me recibieron como si fuésemos grandes amigos, me presentaron los caballos a probar: una yegua cruza árabe, tostada de 1 metro 55 o 1,60 a la cruz y un caballo pura sangre tordillo de aprox. 1,70 de alzada.

Ensille la tostada, muy mansa ella, según me habían comentado, tenía antecedentes de no "saber u obedecer" el comando de alto o frenada brusca. La llevé de tiro hasta afuera de las caballerizas y la enfrené con un freno bridón.

Pie al estribo y arriba. Y allá salí, en medio de los galpones, al trote suave, despertando miradas de curiosidad "este que hace así de botas, bombacha, con ese recado, cabezada de cuero crudo y FRENO CON PATAS???". Muy pero muy tranquilo seguí camino hacia el picadero cerrado del CPC. Largué un trote más sostenido, luego de unos 5 minutos comencé a tantear la boca de la yegua delicadamente, prestándose perfectamente a cumplir mis comandos. Largué un galope, un toque de talones, atropellada y ....... RAYADA!.

Seguí probando una y otra vez, y se me venían a la cabeza las palabras de mi amigo Daniel Berhouet: "el caballo, antes de ser caballo de salto, polo, campo, freno de oro, tiene que ser caballo".

Tordillo pura sangre cediendo ante la mínima presión del freno Bridón

 

Se cumplía al pie de la letra, y se cumplía la lógica aplicada que un caballo que aprendió a ceder a las presiones, cede, sean de un bridón de argollas, un pelham, un pessoa, o un freno con patas, con o sin puente. El caballo, era caballo. 

Allá fuí a montar al torillo, antecedentes de medio "tanteador", mismo freno bridón, mismo apero, estribé (me costó por la altura) y arriba. Allá salí en un trote bien pastoso, una cadencia impecable, llegué al picadero, galope suave, quería sentir su cadencia, acompañarlo, hacerlo sentir cómodo. Me llamaba la atención, que por más que liberaba las riendas, dejándolas sueltas como en los caballos de campo, el tordillo mantenía su aire. Atropellamos y.... rayamos!.

Si bien las rayadas no fueron perfectas fruto de la falta de entrenamiento en ese movimiento, y lógicamente ya que tengo entendido que no se realizan esos ejercicios en equitación clásica, ambos caballos reccionaron favorablemnete a mis frenos, frenos de campo, no de equitación clásica.

Otra respuesta me daban, en la equitación, necesitan que el caballo se apoye en el bridón, es decir que genere tensión en las riendas ya que costituyen un punto de apoyo para el jinete. Pero cuando yo dejaba rienda suelta, ellos mantuvieron el aire, no dispararon, trabajaron muy bien a cuerpo, se movieron con soltura bajo mi apero criollo, con un jinete que no hacía los mismos movimientos que los anteriores.

En fin, como siempre, la curiosidad me llevó a ser un poco menos ignorante, quitándome muchos prejuicios de la disciplina y quienes la practican y ayudando a Jorge, Mariana y sus alumnos a derribar varios "mitos no verdades" de la equitación campera.

Con la satisfacción del deber cumplido, seguiremos con esta gente abriendo la cabeza y potenciándonos para ser cada día mejores.

 

Saludos y hasta la próxima

Dr. Andrés Rusiñol


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