La doma: tenemos claro el concepto?

Cuando uno piensa en la doma, varias son las imágenes que se le vienen a la cabeza. Sobre todo aquellos que hemos visto domar y hemos participado de varios métodos, todos con su pro y contras. Tenemos grabado en las retinas imágenes las veces contradictorias. Pero vayamos a analizar el porqué de domar, el porqué de la utilización de diferentes técnicas, herramientas y artilugios para finalmente dominar al caballo y convertirlo en un bien de uso, sea para el trabajo, la recreación, el deporte, etc.

De mis maestros he aprendido mucho, he podido traducir y quedarme con la esencia de lo que cada uno intentaba conseguir con "su doma".

Primeramente, me parece necesario hacer mención a alguna de las bases etológicas del caballo. El caballo no piensa, el caballo asocia. No razona, por asociación y repetición recuerda, lo bueno y lo malo. De ahí es que debemos ser cuidadosos a la hora de domar, de tener muy claro lo que vamos a hacer ya que un error y más si lo repetimos pueden convertirse en un problema.

Cuando decidimos domar debemos ser conscientes que nosotros tomaremos las decisiones de allí en más y el caballo se limitará a ejecutar las acciones. 

Puede sonar hostil, pero así es. Nosotros razonaremos y en base a eso tomaremos una decisión que la traduciremos en una orden o "comando". El caballo se limitará solamente a obedecer esa orden y traducirla en una acción. Esto que puede parecer como una imposición es la base del uso del caballo y no necesariamente implica violencia. Es más, es deseable que no la implique, pero desde el momento que nos imponemos y domamos al caballo, es decir lo enseñamos, le estamos quitando un gran peso de encima, ya que él no deberá preocuparse por tomar las decisiones ya que seremos nosotros los que lo haremos. Es entonces que podemos afirmar que "la doma no excluye la libertad. Sino que por el contrario la crea. Un hombre a caballo, es un lazo doble, dos corazones, unidos en un solo pensamiento."

"El animal, dueño de sus facultades, ágil, fiero, libre, unido al ser humano y formando con él una única entidad, debe seguir siendo libre, fiero y ágil, siempre dueño de sus facultades pero ahora puestas al servicio del jinete.

Esta larga y paciente educación recíproca, en que pronto es imposible distinguir el alumno del profesor, alcanza su punto culminante en la obra de arte que es el caballo que responde a todo lo que se le indica y al jinete que conoce como efectuará cada movimiento su equino.

Las etapas de este proceso son el desarrollo de su fuerza física que permite al caballo soportar una carga, aprecio mutuo que lleva a la obediencia e intercambio sutil de comunicaciones invisibles," las que muchas veces y producto de la falta de percepción son dejadas de lado, siendo tan importantes como las que se hacen explícitas. La armonía concertada de los movimientos, alcanzada gracias a la ambición, al trabajo, y no sin pena, es el objetivo. Dicen algunos que "la equitación roza las fronteras del arte", en mi opinión es arte, ya que se crea una "obra maestra constantemente renovada, puesto que sólo dura un instante. La Naturaleza fija las leyes de este arte, porque la potencia y la libertad de movimiento son dadas al caballo por la Naturaleza, pero debe recobrarlas a pesar del peso del jinete. El caballo no ha de ser un esclavo que lleva a su amo, sino un bailarín que evoluciona y se desliza con él." He aquí la gran diferencia entre la sumisión por violencia y la sumisión por aceptación. En la doma racional sea cual sea su variante, se busca que el animal nos acepte, nos integre a su cotidianidad y permita que seamos sus líderes.

Todo aquello que hagamos y que no respete los tiempos, formas de aprendizaje, y que no esté basado en la paciencia será totalmente improductivo y es más, seguramente sea contraproducente. Aquello que hagamos progresivamente, respetando las etapas que cada caballo necesita, aquello que se adecúe a cada circunstancia y cada caballo, aquello hecho con la personalidad firme, todo será en favor de un caballo "bien enseñado", en definitiva un caballo bien domado que nos permitirá decidir a nosotros, será leal e incondicional.

De esa forma es como se crea ese lazo jinete-caballo perdurable, de respeto mutuo, donde el caballo disfruta de la compañía del humano, disfruta que lo monten, y el humano disfruta de la paz y libertad que los movimientos le provocan.

"Doma es una palabra de resonancia dura, un término muchas veces mal empleado. La Doma desde mi punto de vista es la vuelta a la libertad."

 

Dr. Andrés Rusiñol

Médico Veterinario

Especialista en frenos y correcciones de defectos de doma
Domador y Entrenador de Caballos

 

El entrecomillado corresponde a Hans Heinrich Isenbart con adaptados del autor.


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